Acá estoy cansado y dolido, mirando la nada misma, pensando con la mente en blanco, buscando la complicidad del cigarro que lento pero tenaz me va quitando jirones de la vida.
Esta vida sacrificada, que no te regala nada, que me hace pedalear sin cadena, la misma que me muestra el sol y me lo tapa, la misma que da sin pedir pero me quita sin piedad. Y sin embargo la quiero.
Cada gota de sudor que hizo caer de mi gastado cuerpo casi irreconocible para mí, dejando huellas de sacrificio en cada rincón de mí alma, curtida y desprotegida. Y sin embargo la quiero.
Esta vida que a palazos me molió, para luego encadenarme en su prisión, ahogándome el grito en la línea misma rechazando mis sueños en el minuto final, y sin embargo la quiero.
Y acá sigo, igual de cansado, igual de dolido, pero ya observando con los ojos puestos en su... Continuar leyendo